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CRÍTICA DE «BLONDE» (2022) DIRIGIDA POR ANDREW DOMINIK

Puntuación: 2 de 5.

En la historia del cine es imposible identificar películas biográficas que no hayan agregado datos de ficción a la vida de personas retratadas en pantalla. «Blonde» es una más de esta enorme lista de films que agarraron a una figura internacionalmente famosa y la dieron vuelta para crear un relato visualmente genial, pero demasiado provocador en sus mentiras.

La película recorre parte de la vida de Marilyn Monroe, desde su traumática infancia hasta sus días finales. La misma pone el foco en su personalidad y en cómo Hollywood la transformó en una marioneta para usar y desechar.

Lo primero que vale la pena resaltar es que poco de lo que aquí se cuenta sucedió en la realidad y eso puede crear confusión en el espectador, principalmente por el tono serio con el que se retrata la supuesta vida de Marilyn. Ella no fue abusada en esa entrevista de trabajo, tampoco era la bomba sexual liberal que estaba en múltiples relaciones a la vez, ni hablaba con su hijo muerto en un aborto (que tampoco pasó como aquí se cuenta). La cinta agarra cosas de su vida y las lleva al extremo para subrayar un mensaje súper trillado en contra de la industria y, en definitiva, en contra de la Marilyn. Este retrato no es suyo, es de otra persona.

Visualmente hay una dualidad muy extraña en «Blonde». Esto se debe a que hay escenas y secuencias enteras que son hermosas de ver, filmadas en blanco y negro, con excelente iluminación y originales juegos de cámara. Una fotografía muy bella. Pero, también hay transiciones que dan un poco de vergüenza ajena y momentos surrealistas, como el del feto que habla, que cortan con toda esa maravilla técnica audiovisual.

Lo que es innegable en «Blonde» es la actuación de Ana de Armas. Ella se mete en la piel de esta Marilyn y la lleva a pantalla de manera soberbia. Es no solo muy parecida físicamente, sino en las expresiones, pese a que el guión se dedica a mostrarla como una mujer sumisa en gran parte de la película, otra enorme diferencia con la realidad. Hay momentos que están calcados de las películas reales y están geniales.

«Blonde» provoca, provoca y sigue provocando. Basada en la novela homónima de Joyce Carol Oates, es una película por momentos genial, pero por otros insoportable. Bien actuada e innecesariamente perversa con la figura protagonista. Dominik, el director, hace aquí un perfil monocromático de Marilyn, uno que no evoluciona sino que se queda con los mismos colores al comienzo y al final. Si quieren un biopic sobre Monroe vayan por otro lado, porque aquí hay poca fidelidad y respeto para con su vida.

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CRÍTICA DE «FEAR STREET. PART 3: 1666» (2021) DIRIGIDA POR LEIGH JANIAK

Puntuación: 2.5 de 5.

Parte final de la trilogía «Fear Street», basada en los cuentos de R. L. Stine y dirigida por Leigh Janiak. En esta oportunidad, el círculo llega a su fin, y nos dan todas las respuestas que quedaron pendientes de las preguntas de las películas anteriores. La calidad se asemeja mucho a la de la primera cinta.

Nos trasladamos al año del título de la película para conocer el origen de la maldición que tanto ha perturbado la vida de los personajes principales de esta historia. La nueva protagonista es Sarah Frier, una mujer que está acusada de brujería y que va a empezar a ser perseguida por la comunidad.

La primera característica que llama la atención en esta tercera parte es que pese a que los personajes son todos nuevos están interpretados por los mismos actores y actrices de las cintas pasadas. Una decisión muy interesante, ya que vemos a estos mismos intérpretes haciendo de las suyas en personajes completamente distintos a los que vimos en los dos films anteriores. Hay momentos muy bien logrados y otros un poco sobreactuados.

Esta es una película de época, que remite a «La Aldea», la cinta dirigida por M. Night Shyamalan. Se deja de lado el humor juvenil de las dos primeras cintas para desarrollar un relato más serio y tedioso sobre el origen de la maldición. Ese es uno de los grandes inconvenientes de la película, gran parte de todo lo que sucede no es interesante y hace que este final se transforme en un chicle que hay que masticar demasiado para sacarle sabor.

El terror también se deja en un segundo lugar y se adentra en un círculo propio de las películas de rituales religiosos que se vuelve bastante repetitivo. La gran pregunta que aparece es: ¿Por qué es necesario ver cómo se originó la maldición y cómo afecta esto a la historia original ubicada en 1994? La respuesta aparece en el final y es satisfactoria. El giro de la conclusión está bien logrado y sigue el mismo esquema narrativo de las dos películas anteriores.

«Fear Street. Parte 3: 1666» cierra bien la trilogía y concluye esta historia bien lograda dentro del universo del terror juvenil. Además, posee un buen mensaje feminista en su conclusión. La mejor de las tres es la segunda y la más floja es esta última. Larga, algo sobreactuada y un poco aburrida, pero con un buen final.

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CRÍTICA DE «FEAR STREET. PART 2: 1978» (2021) DIRIGIDA POR LEIGH JANIAK

Puntuación: 3 de 5.

Segunda película de la trilogía «Fear Street» basada en los cuentos de R. L. Stine. En esta oportunidad, la calidad es un poco mejor que la primera cinta, pero posee sus mismos problemas.

Esta es una continuación directa de «1994», por lo tanto es indispensable haber visto la primera película para poder entender qué es lo que aquí sucede. En esta secuela viajamos al pasado para conocer uno de los hechos clave de la maldición que el grupo de jóvenes protagonistas debe terminar. En 1978, en un campamento de verano, un adolescente se transforma en un feroz asesino y solo Cindy y Ziggy, dos hermanas que se llevan muy mal, van a poder hacerle frente.

Así como la primera película estaba inspirada fuertemente en «Scream», esta propuesta agarra su base de «Viernes 13». La narración sucede en un campamento, el asesino utiliza un arma blanca y viste una bolsa de arpillera en la cabeza para ocultar su identidad. Se nota mucho la inspiración en Jason del villano. Además, el relato agarra parte de la misma trama, centrada en cómo el asesino va matando uno a uno a los personajes secundarios, siendo controlado por alguien superior, en este caso la famosa bruja de la historia.

Actoralmente, el gran atractivo es Sadie Sink, quien está muy bien pero repite la misma personalidad que Max, su personaje de «Stranger Things». Es malhumorada, rebelde y combativa, hasta se viste muy parecido. Emily Rudd, quien interpreta a Cindy, está muy bien, uno de los aciertos de la película.

El film tiene una mejoría notable en la ambientación con respecto al primer film, y pese a que los diálogos están un poco trillados, el resultado es más satisfactorio. El final funciona mejor, repite la misma fórmula de base de «1994», pero es eficaz.

«Fear Street. Parte 2: 1978» tiene sangre, jumpscares y un misterio en lo narrativo que casi no avanza con respecto a la primera película, producto de que el 90% de la historia se basa en un flashback. Se responden preguntas y se dejan muchas otras para la parte final de la trilogía. Correcta.

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CRÍTICA DE «FEAR STREET. PART 1: 1994» (2021) DIRIGIDA POR LEIGH JANIAK

Puntuación: 2.5 de 5.

Basada en «La Calle del Terror» del autor R. L. Stine, «Fear Street: 1994» es la primera parte de una trilogía de terror que tiene el propósito de retorcer al espectador con sus vueltas y sanguinaria historia. En parte lo cumple, pero por otra de queda a mitad de camino.

Esta primera película de la trilogía está ambientada, como bien lo dice su título, en la década de los 90 y nos presenta a un grupo de adolescentes que empiezan a ser perseguidos por un extraño asesino. Cuando comienzan a investigar qué es lo que realmente está pasando se van a encontrar con una misteriosa maldición que empezó mucho tiempo atrás en el pueblo y que parece no terminar. Serán ellos los únicos que van a poder ponerle fin a la matanza.

Este es un slasher que está ambientado en los 90 y si nombramos en voz alta esas dos palabras: slasher y 90s, lo que se nos viene a la cabeza rápidamente es «Scream» de Wes Craven. «Fear Street. Parte 1: 1994» le rinde tributo en todo momento a dicho film, no solo en su introducción, sino también en cómo se parodia a la industria cinematográfica continuamente y se habla de películas. La gran base de estilo está ahí y pese a que se e y se escucha muy bien la cinta carece de una propia identidad.

El film tiene sangre, un asesino enmascarado central que va a asesinar a los personajes de maneras muy creativas, y un grupo de «zombies» secundarios que también presentan buenos momentos de terror. La película funciona, y eso es algo que a veces es complicado de encontrar en el género. Pero, también tiene algunos problemas.

Primero, la banda sonora. La misma está plagada de grandes canciones, White Zombie y Soundgarden son algunas de las bandas que suenan en la película, pero toda la música no posee cohesión ni sentido. Termina una y empieza otra, sin estar acompañando a la imagen con creatividad ni ritmo.

La historia se guarda varios secretos para el final, con un giro que puede ser más o menos previsible, pero que es eficaz. Lo que la historia se olvida es de que está ambientada en los 90 y dejando de lado lo estético que está muy bien, nada de lo que sucede ni se dice transpira esa década. La ambientación, desde los guiones, es muy floja.

Tal vez el hecho más problemático de la película sea que pese a que está inspirada en «La Calle del Terror», poco o nada tiene de aquella historia escrita por Stine. El tono es diferente, un cambio entendible para ambientarlo a nuestras épocas violentas, pero la historia también varía demasiado.

Es cierto que esta primera película forma parte de una trilogía y es simplemente una introducción a algo mucho más grande que está por venir en las dos cintas siguientes, pero el uso de los jumpscares y una historia que intenta a toda costa ser original, hacen que la película caiga en un pozo. Es entretenida y eficaz, pero no se distingue del resto.

Está en Netflix.

CRÍTICA DE «GLASS ONION» (2022) DIRIGIDA POR RIAN JOHNSON

Puntuación: 3 de 5.

En 2019 apareció «Entre Navajas y Cuchillos» («Knives Out») película de misterio dirigida por Rian Johnson. La cinta fue un rotundo éxito no solo de público, sino también de crítica, al traer al presente un clásico whodunit al estilo Agatha Christie. Una secuela era inevitable, ya que el personaje del investigador era demasiado interesante como para dejarlo en una sola película. «Glass Onion» es un episodio más dentro de la carrera de este detective y, pese a que es un film que se disfruta mucho, está un peldaño más abajo que la original.

Un día Benoit Blanc recibe una misteriosa caja con ciertos acertijos que concluyen en una invitación. Un multimillonario empresario quiere que él y otros cercanos invitados pasen unos días en su isla e intenten descifrar quien lo asesinó. Cuando todos ellos llegan al lugar pronto se van a dar cuenta que el misterio es completamente diferente.

«Glass Onion» tiene todo lo que caracteriza a la obra de Rian Johnson. Misterio, color, buenas actuaciones, un elenco plagado de estrellas y un diseño artístico que está a la altura de las circunstancias. A diferencia de la primera película aquí la fotografía no se centra solo en un espacio cerrado enorme (la mansión), sino que estamos en una isla paradisíaca, por lo que todo tiene un tinte veraniego que es aprovechado por el realizador al máximo. Los colores cálidos, los paisajes y el uso de los vestuarios muy llamativos hacen que visualmente esta película sea un espectáculo hermoso de ver.

El film es un whodunit, o sea, que el principal objetivo es que el espectador trate de descubrir quién es el responsable de los trágicos hechos. En otras palabras, la cinta se guarda para el final la gran revelación del asesino. La sorpresa de la conclusión por supuesto va a depender de la propia subjetividad del espectador, pero vale la pena mencionar que es bastante previsible la revelación.

La cinta juega siempre con la metáfora de la cebolla y sus múltiples capas. Rian Johnson abusa un poco de la misma. No solo desde el inicio con ese misterioso juego con la caja que se va abriendo por partes, ni tampoco porque literalmente la mansión en la isla tiene la forma de una cebolla gigante, sino porque la estructura del guión lleva este mismo formato. La película empieza presentándonos un misterio, a los pocos minutos esa incógnita se resuelve y aparece un conflicto más importante. Al poco tiempo el film viaja al pasado y se va desprendiendo de esas capas de información para que nosotros tengamos noción de lo que realmente está sucediendo en ese lugar. Este círculo narrativo, el ir y venir en el tiempo presentando nuevas cosas, nuevos puntos que eran desconocidos por nosotros, perdura hasta el segundo final. Es cierto que le aporta mucho entretenimiento a la propuesta, principalmente porque no llegamos a conocer nunca a los personajes realmente hasta la conclusión, pero el recurso está abusado. Esto último se puede comprobar de una muy simple manera, porque cuando Rian termina de sacarle las capas a su cebolla narrativa, lo que queda en el centro es prácticamente muy poco interesante y decepcionante.

Actoralmente es una película sobresaliente. Daniel Craig está genial otra vez haciendo de este Sherlock Holmes mezclado con Hércules Poirot. Edward Norton interpreta a este magnate con referencias bastante obvias a Steve Jobs y a Elon Musk. Mientras que el resto del elenco lo completan Janelle Monáe, Kathryn Hahn, Leslie Odom Jr., Jessica Henwick, Madelyn Cline, Dave Bautista y Kate Hudson, cada uno aportándole talento al film. Hay ciertos cameos que están geniales, mejor no revelarlos de antemano.

«Glass Onion» funciona. Es una película entretenida, que cumple con su objetivo, pero que se queda a mitad de camino en lo narrativo. El misterio es bastante obvio y el final un poco decepcionante. Una enorme cebolla con muy interesantes capas, pero con un centro insípido.

Está en Netflix.

CRÍTICA DE «THE CALL» (2020) DIRIGIDA POR LEE CHUNG-HYEON

Puntuación: 3 de 5.

Tantas veces hemos visto películas sobre viajes en el tiempo que es muy difícil encontrar algo que se aleje de las propias reglas que el mismo género ha implantado en nuestros recuerdos. «The Call», esta película surcoreana dirigida por Lee Chung-Hyeon, agarra esta misma temática para darle una retorcida vuelta de tuerca. Un laberinto que parece muy simple, pero que tiene tantas capas que hay que tomarse un tiempo después de verla para analizarla y entenderla.

La historia nos presenta a una adolescente que está pasando por un traumático presente. Su familia ha fallecido en un incendio y ha quedado sola. Un día, mientras acomodaba unas cosas en su nuevo hogar, recibe una misteriosa llamada de una niña pidiendo ayuda. Ella no sabe qué hacer ni cómo asistirla porque la comunicación se corta rápidamente. Tras varios intentos de entablar diálogo con la nena luego de varias llamadas más, esta adolescente se da cuenta de la verdad: quien la está llamando es una joven que vivió en el mismo hogar pero en el pasado y que está siendo perseguida por su asesina madre. De esta manera ella va a intentar solucionar la vida de esta niña del pasado, al mismo tiempo que su presente se va a encontrar en problemas.

Esta película está presentada como una cinta de terror y pese a que tiene la ambientación sombría y algunos momentos sangrientos, vale la pena aclarar que esta no es una propuesta para asustarse ni para impresionarse. Es más una cinta de suspenso psicológico. Por momentos también entra en la fantasía y, por supuesto, en la ciencia ficción debido a su temática temporal.

Narrativamente el film comienza presentando a estos dos personajes principales, haciendo hincapié en las diferencias lógicas por el cambio de los años, la protagonista está viviendo 20 años en el futuro de la niña que pide ayuda. Esos cambios temporales se entienden a la perfección y el teléfono, el instrumento que conecta ambas realidades, se vuelve un personaje más de la película. Pese a algunas cositas del final, no hay demasiados problemas en comprender las idas y vueltas narrativas del relato, para construir una narrativa coherente en nuestras cabezas mientras la historia se va desarrollando.

El diseño de producción es también muy acorde a este tipo de propuestas. Las escenografías, los colores oscuros y el maquillaje todo está a la altura de la situación, con algunos toques quizás innecesarios de espectáculo visual (el fuego, los vidrios estallando, etc).

El laberinto temporal concluye de una manera bastante rara, porque posee dos finales. Es allí donde seguramente aparezcan las dudas. Cuando creímos que la película había terminado hay una secuencia más, una que no tiene demasiado sentido y, a mi entender, arruina un poco el muy buen mensaje de familia y perdón que tenía su conclusión. El director eligió el impacto antes de la coherencia, cosa que no está mal, pero es bastante decepcionante.

«The Call» es un thriller que funciona. Un juego temporal en el que hay que estar atento en todo momento para entenderlo a la perfección. Bien actuado y que cumple con su misión: entretener al público con una cerebral ida y vuelta en el tiempo. El cine de género de Corea del Sur pocas veces defrauda.

Está en Netflix.

CRÍTICA DE «RUIDO DE FONDO» (2022 – «WHITE NOISE» DIRIGIDA POR NOAH BAUMBACH

Puntuación: 3 de 5.

Noah Baumbach se ha transformado en uno de esos directores amados en los festivales del mundo cada vez que estrena una película. Le sucedió con «Frances Ha», «Historia de un Matrimonio» y ahora con «White Noise». ¿Qué tipo de película es «Ruido de Fondo»? Esa es una pregunta muy difícil de responder, porque así como tiene la identidad del realizador impregnada en los diálogos, viaja por tantos géneros que es complicado encasillarla en uno solo.

Este filme está dividido en tres grandes bloques, al igual que la novela en la que está basado. Cada bloque tiene una identidad bien marcada desde lo narrativo y desde su estilo, y nos va contando la historia de una muy particular familia, liderada por Jack (Adam Driver), un profesor muy prestigioso que basa su carrera en la vida de Hitler, y Babette (Greta Gerwig), una mujer que está tomando una extraña pastilla. La película comienza haciendo un pantallazo detallado por sus vidas, sus rutinas y sus personalidades. Todo va por un camino bastante normal hasta el momento en el que aparece una nube tóxica en la ciudad y todo se transforma en un tour apocalíptico muy raro.

La película por momentos es un drama familiar, con las típicas tomas largas de discusión y de descubrimiento de secretos tan características del director; por otros toca la ciencia ficción, la comedia absurda, la parodia, el sinsentido y hasta el terror. Es más, el filme concluye con una coreografía muy simpática en un supermercado al ritmo de LCD Soundsystem. «Ruido de Fondo» es una mezcla tan rara, tan heterogénea de cosas que se van presentando y que van abriendo puertas sin parar a otras tramas narrativas, que por momentos se vuelve difícil de llevarle el hilo a toda la información que se nos da. Este tan particular viaje es todo menos previsible y cuando uno piensa que la historia va para un lado la misma da un giro. La construcción narrativa hace que el relato doble en sucesivas esquinas creando una historia tan disparatada como imposible de no dejar de ver.

Las actuaciones son uno de los pilares de la película, Adam Driver se come la cinta interpretando a este loco profesor, mientras que Greta Gerwig compone un muy enigmático personaje. Ambos tienen una larga secuencia de discusión en un dormitorio que es para aplaudir. Todos los secundarios están a la altura.

Está clarísimo que «White Noise» no es una película para cualquiera. Es una historia que en su esencia habla de la muerte y del miedo, representado de maneras muy particulares en escena. Tiene algo de David Lynch, otro poquito del Paul Thomas Anderson de «Puro Vicio» («Inherent Vice») y algo también de «No Mires Arriba» («Don’t Look Up»). Delirante, que funciona de a ratos y que presenta un muy buen diseño de producción (los efectos especiales de la nube son geniales).

Está en Netflix y dura 136 minutos.

CRÍTICA DE «HOST» (2020) DIRIGIDA POR ROB SAVAGE

Puntuación: 3.5 de 5.

La creatividad suele aparecer de maneras y en contextos muy variados. La pandemia de Coronavirus generó muerte, desesperación, depresión y un sinfin de cosas que todos conocemos y que perdurarán por bastante tiempo. Pero también ocasionó encierro, un aislamiento obligatorio que muchas personas aprovecharon para crear, para dejarse llevar por la imaginación, inspirándose quizás en el caótico mundo que los rodeaba. «Host» es un ejemplo de esto, una película muy creativa originada en un momento horrible de la sociedad. Y su resultado no pudo ser mejor.

En medio del contexto del Covid-19 un grupo de amigas decide comunicarse por Zoom y llamar a una especialista en espiritismo para hacer una sesión online todas juntas. Al principio todo parece una broma, pero con rapidez se van a dar cuenta que acaban de invocar a un ser de otro mundo.

La película está contada desde el punto de vista de la pantalla de una computadora, nosotros somos testigos de esta reunión por Zoom. Vemos cómo las jóvenes se van agregando a la llamada y cómo cada una de las pantallas se van acentuando cada vez que una de ellas habla, como si estuviésemos en una llamada real de dicha aplicación. Esta decisión visual hace que con mucha velocidad nos identifiquemos con la situación, ya que seguramente habremos participado de alguna reunión similar con amigos o familiares durante la cuarentena.

El hecho de que solo veamos la pantalla de una computadora, y sabiendo que lo que observamos es una película de terror de fantasmas, estamos pendientes de lo que sucede en los fondos de cada uno de los hogares de las amigas. Ahí es donde el director también triunfa porque no es tan obvio en las apariciones espectrales. El foco de atención no solo va hacia las protagonsitas, sino hacia las habitaciones en donde están.

En lo que respecta a la historia aquí no sucede mucho, son amigas siendo invadidas por un demonio, nada más. El guión no es lo más importante de la película, lo que tiene valor es la manera en la que el director aprovecha sus recursos para crear terror y sustos que funcionen. La «criatura» aparece poco y eso le da también mucho más suspenso a la trama. Asusta y lo hace con creatividad.

«Host» es una buena película de terror. Es corta (dura 55 minutos), va al grano y no se deja atraer por situaciones secundarias sin sentido. Lo único cuestionable es el rol de la especialista, que queda bastante desdibujado. Efectiva y creativa. Vale la pena.

Está en Netflix.

CRÍTICA DE «MATRIMILLAS» (2022) DIRIGIDA POR SEBASTIAN DE CARO

Puntuación: 2 de 5.

La comedia romántica casi siempre sigue una fórmula que es infalible, una estructura narrativa que funciona a grandes rasgos sin importar demasiado el contenido ni la calidad de lo que se nos muestra en pantalla. «Matrimillas» en parte se sube a esta manera de construir su relato, con un esquema ya visto en muchas oportunidades y con algunos destellos chiquitos de autenticidad.

Belén y Federico son una pareja con hijos que están en plena crisis. El amor se está acabando, al igual que la paciencia en ambas partes. Todo parece cambiar cuando descubren una empresa que les vende una novedosa tecnología, unos relojes inteligentes con los que van a ir recaudando millas o puntos cada vez que hacen cosas que complazcan a la otra persona. Lo que parecía una solución pronto se convertir en un problema.

Esta es una comedia muy simple que presenta buenas ideas de base, pero que no las explora en profundidad. Hay algo distópico en la tecnología presentada, al estilo «Black Mirror», que nunca llega a ser lo suficientemente interesante ni a tener una lógica ordenada. Todo, desde la historia de amor, las personalidades de los protagonistas y el conflicto, se desarrolla y se resuelve de la manera mas previsible posible. Esa fórmula que tanto funciona, pero que deja a la película encerrada en su propio círculo de simpleza.

Actoralmente quien más de destaca es Juan Minujín, en un papel que no lo deja explayarse mucho, pero que logra sacarle jugo cuando lo necesita. Luisana Lopilato y las participaciones de Betiana Blum y Andrea Rincón están correctas.

«Matrimillas» es una comedia bella visualmente, pese a algunos muy notorios errores de continuidad. Una buena idea que se queda a medio camino, cuya previsibilidad le juega una muy mala pasada. Termina siendo una más del montón.

Esta en Netflix.

CRÍTICA DE «MATILDA» (2022) DIRIGIDA POR MATTHEW WARCHUS

Puntuación: 2.5 de 5.

En 1988 Roald Dahl publicó «Matilda», el cuento infantil sobre una niña con poderes mentales que se transformó en un clásico. Este relato automáticamente llamó la atención de los guionistas y con velocidad empezaron a aparecer sus adaptaciones. La primera de todas fue para teatro, estrenada en Inglaterra en 1990, en tono musical. La segunda fue para cine, lanzada en 1996, dirigida y actuada por Danny Devito, la versión que enamoró a medio mundo y que es seguramente la más recordada por todos. Luego «Matilda» volvió a convertirse en musical, en 2010 y para Broadway. El camino se cierra, hasta el momento, con una segunda versión cinematográfica, producida por Netflix y agarrando el género musical y la obra de Broadway como base. El resultado es bastante dispar.

Si vemos el camino cinematográfico de «Matilda» nos encontramos con solo dos películas, muy distintas entre sí: la estrenada en 1996 y esta lanzada a finales del 2022. Pese a que nunca es bueno entrar en comparaciones, es un ejercicio inevitable en estos casos cuando ambas películas toman como base un mismo cuento, sabiendo de antemano que el tono es muy diferente.

«Matilda» es un musical y fue creado como una adaptación cinematográfica de aquella obra de teatro que empezó su paso por las tablas en el 2010. Por lo tanto, las diferencias con la primera película son muchas, especialmente porque son de dos géneros muy diferentes. Habiendo superado esa primera barrera, o sea el tratar de sacarnos de la cabeza el film del 96, esta versión tiene algunos aciertos y muchos problemas.

La historia presenta varios cambios con respecto al cuento original. Aquí Matilda es esta niña muy inteligente que tiene una familia que no le presta demasiada atención y que empieza a ir a un colegio liderado por una directora autoritaria y abusadora. Aquí se va al grano directamente, sin demasiadas introducciones ni desarrollando con profundidad las personalidades de los personajes, como si el espectador supiese de antemano quienes son todos. Esto genera que no conectemos con ellos. Aparecen, hacen lo suyo y la historia sigue con apuro. No hay pausas para conocerlos, para entenderlos, ni para tener algo de empatía con alguno. Esta Matilda está enojada el 80% de la película, mientras que la Señorita Miel tiene todo menos dulzura y Bruce es un niño utilizando un fat suit bastante notorio. El encanto de los personajes no está. La villana, Tronchatoro, es la única que logra crear algo de conexión, principalmente gracias al gran trabajo de Emma Thompson en su creación.

En el sentido actoral no hay nada para reprocharle. El elenco infantil es soberbio, cada uno de los niños interpreta de manera impecable a sus personajes, con una destreza física, de baile y de canto sobresalientes. Por ese lado aplausos porque cada uno de los números musicales fueron ejecutados con mucha habilidad por parte de los actores frente y detrás de cámara.

Esta «Matilda» es un musical y aquí la música es el motor de la historia. Gran parte del relato se cuenta a través de las letras de las canciones y por ese costado también es una buena propuesta. Los temas tienen mucha energía y más de uno es pegajoso.

«Matilda» no es una mala experiencia. Es una película creada para los amantes del musical. Con buenas actuaciones y con una historia mucho más lavada que en la película del 96 y, principalmente, que el cuento original. Carece de encanto, de esa ternura tan extraña que desarrolla Dahl en el libro, y los personajes dicen poco o nada en pantalla.

Está en Netflix.