CRÍTICA DE «FEAR STREET. PART 1: 1994» (2021) DIRIGIDA POR LEIGH JANIAK

Puntuación: 2.5 de 5.

Basada en «La Calle del Terror» del autor R. L. Stine, «Fear Street: 1994» es la primera parte de una trilogía de terror que tiene el propósito de retorcer al espectador con sus vueltas y sanguinaria historia. En parte lo cumple, pero por otra de queda a mitad de camino.

Esta primera película de la trilogía está ambientada, como bien lo dice su título, en la década de los 90 y nos presenta a un grupo de adolescentes que empiezan a ser perseguidos por un extraño asesino. Cuando comienzan a investigar qué es lo que realmente está pasando se van a encontrar con una misteriosa maldición que empezó mucho tiempo atrás en el pueblo y que parece no terminar. Serán ellos los únicos que van a poder ponerle fin a la matanza.

Este es un slasher que está ambientado en los 90 y si nombramos en voz alta esas dos palabras: slasher y 90s, lo que se nos viene a la cabeza rápidamente es «Scream» de Wes Craven. «Fear Street. Parte 1: 1994» le rinde tributo en todo momento a dicho film, no solo en su introducción, sino también en cómo se parodia a la industria cinematográfica continuamente y se habla de películas. La gran base de estilo está ahí y pese a que se e y se escucha muy bien la cinta carece de una propia identidad.

El film tiene sangre, un asesino enmascarado central que va a asesinar a los personajes de maneras muy creativas, y un grupo de «zombies» secundarios que también presentan buenos momentos de terror. La película funciona, y eso es algo que a veces es complicado de encontrar en el género. Pero, también tiene algunos problemas.

Primero, la banda sonora. La misma está plagada de grandes canciones, White Zombie y Soundgarden son algunas de las bandas que suenan en la película, pero toda la música no posee cohesión ni sentido. Termina una y empieza otra, sin estar acompañando a la imagen con creatividad ni ritmo.

La historia se guarda varios secretos para el final, con un giro que puede ser más o menos previsible, pero que es eficaz. Lo que la historia se olvida es de que está ambientada en los 90 y dejando de lado lo estético que está muy bien, nada de lo que sucede ni se dice transpira esa década. La ambientación, desde los guiones, es muy floja.

Tal vez el hecho más problemático de la película sea que pese a que está inspirada en «La Calle del Terror», poco o nada tiene de aquella historia escrita por Stine. El tono es diferente, un cambio entendible para ambientarlo a nuestras épocas violentas, pero la historia también varía demasiado.

Es cierto que esta primera película forma parte de una trilogía y es simplemente una introducción a algo mucho más grande que está por venir en las dos cintas siguientes, pero el uso de los jumpscares y una historia que intenta a toda costa ser original, hacen que la película caiga en un pozo. Es entretenida y eficaz, pero no se distingue del resto.

Está en Netflix.

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